TRAICIÓN Y NEGACIÓN…ERA DE NOCHE


«En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará»

«En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes que tú me hayas negado tres veces»

(Jn 13,21-33.36-38)

·

Pues, querido lector, en verdad, en verdad te digo, que me parece que Jesucristo se a está dirigiendo a mi también con esas palabras que salían de su boca, en aquella ocasión, para Judas y para Pedro.

·

Entregar a Jesús

Nada más comenzar a leer el Evangelio de hoy ( léelo aquí, es muy interesante recordar las palabras de Jesús en la última cena), he sentido que Cristo me está hablando a mí cuando dice que uno de nosotros le entregará.

Lo cierto es que me he dado por aludido porque sé que lo he entregado, despreciándole y ninguneándole en muchas etapas a lo largo de mi vida. Mi relación con El, creo, no debe ser muy diferente a la de alguno de vosotros. Dios y yo nos conocemos desde hace muchos años…

…me lo presentaron en el Bautismo, y a medida que iba conociéndole, aún siendo niño, si algo recuerdo de mi relación con Cristo es que realmente formaba parte de mi vida. Estaba ahí. Algo parecido veo ahora en mi hija pequeña. Los niños lo sienten realmente como un amigo que vive con ellos. Dentro de esa magia que da su candidez, es obligación de los padres católicos irles traduciendo en la medida de su crecimiento que ese Jesús de sus sueños es alguien que realmente le acompañará toda su vida.

La adolescencia es otro cantar. Como también tengo otra hija adolescente, recuerdo, viéndola a ella, los sentimientos de fe que tuve yo en esa época. Es una etapa en la que crees que te sobran muchas cosas que traes de pequeño y comienzas a verte observado si haces algo diferente a tus contemporáneos, y eso de ir a Misa con tus padres ya es algo que te señala de la misma forma que el acné, solo que lo segundo no lo puedo evitar y lo primero es algo que protestando y protestando, acabo por conseguir que al menos, mis padres se lo cuestionen.

Siendo yo un quinceañero, la tibieza fue la protagonista en mi relación con Dios para luego, desgraciadamente, convertirse en frialdad absoluta por muchos años hasta el regreso de hace un par de años.

Desde luego no puede llevar más razón ese salmo: «…lento a la ira y rico en misericordia…», si no, no se puede explicar como el Señor acoge a cuantos lo entregamos a cambio de 30 monedas de momentos materiales y satisfacciones del día a día con los que construimos un muro altísimo , con ladrillos de una razón tozuda, que nos cuesta luego mucho derribar para volver a El.

Si bien a Judas se le recuerda como el traidor por antonomasia, para mí hay un hecho más criticable que el momento de la traición que acabaría con su detención. Si a Jesús lo hubiesen querido apresar antes, con lo pública que ya era su figura, lo habrían hecho sin la necesidad de que Judas dijese que era él con un beso de chivato.

Lo más criticable de la actitud de Judas, y esto seguro que era lo que quería los miembros del Sanedrín, era que lo entregase uno de sus apóstoles. Alguien que había vivido con él, que lo había visto hacer milagros, devolver la vista a ciegos o resucitar a muertos. Judas era ese amigo que todos somos o hemos tenido en alguna ocasión que se alegra de los éxitos del compañero, que está siempre celebrando cuando toca hacerlo, pero que se alegra de la misma forma cuando cuenta una miseria del prójimo.

Que seas delatado, señalado o entregado por alguien de los tuyos parece darle más razón al que te persigue. Ese ese el mayor pecado de los que son como Judas.

Creo que el papel de un Judas lo hemos interpretado o lo hemos vivido junto a nosotros en alguna ocasión. Y repito, no por el hecho de ser un traidor, sino por el hecho de entregar la amistad al más mínimo cotilleo, ante ese absurdo regocijo que traemos las personas como uno de los pecados de fábrica, (pecado original), que en este caso nos genera esa sensación de satisfacción cuando cuentas un secreto del que tienes como amigo para vanagloriarte de cuánto sabes. Muchas veces esto acaba con nuestras relaciones más queridas.

Negar a Jesús

Para explicar cómo negamos a Jesús antes que cante un gallo en nuestro día a día, cuando los gallos no caminan con mucha frecuencia por el asfalto que pisamos la mayoría, basta con oírnos un poquito sobre nuestras afirmaciones sobre Dios para saber que nuestras negaciones harán cantar hasta los gallos de las veletas.

De nuevo recurro a un texto que me envío nuestro brillante comentarista «Ideal» a propósito de las tres negaciones de Pedro.

(…)

Alguna vez me he planteado el porqué Pedro niega tres veces a Jesús antes de que el gallo cantara dos veces.

Llevándolo a mi vida personal podría interpretarlo de la siguiente forma:

Primera negación: me niego a mi mismo.

Sería la actitud de rechazarme por el hecho de no alcanzar la perfección o lo que interpreto yo que es la perfección.

El no entender que Dios me hizo así porque Él ya estableció un plan de vida para mi, con derechos y con obligaciones.

Canta por primera vez el gallo para avisarme que me estoy equivocando y que debo cambiar mi actitud hacia mi mismo.

Segunda negación: niego a mi prójimo.

Sería la actitud egoísta de quererlo todo para mi (todo lo mejor, se sobreentiende). De ahí que bien me olvide de mi prójimo bien que le desee cosas malas. Los celos que habitualmente tenemos de los demás aunque hagan cosas que nosotros no podríamos llegar a hacer, al no estar capacitados para ello.

Tercera negación: niego a Dios mismo.

No puedo tener a nadie que esté por encima de mi. Soy autosuficiente (o así lo creo). Dios, Jesús es un estorbo para mi. Trastocan mis planes de puro egoísmo, pereza, lujuria, insolidaridad, desprecio al hermano, …………., y un largo etc. que por fuerza me hacen negar a Dios.

(…)

En definitiva, querido lector, que no se nos haga de noche a la hora de darnos cuenta que no solo a los doce apóstoles les estaba hablando Jesús en aquella última cena.

·

Actitudes para recapacitar en Semana Santa: ¿Cuándo y cuánto he entregado y negado yo a Cristo?

Lázaro Hades.

Gracias a «Ideal» por su aportación.

2 respuestas

  1. La experiencia que llevo en mi vida es que empiezo a darme cuanta de lo que es la misericordia de Dios, de cómo El me ve y me ama, de como me cuida y protege , de como esta vida sin Él , resulta absurda.
    Un abrazo

  2. Läzaro,me encanta y te agradezco todo lo que nos das,y ahora a reflexionar.
    Un cariñoso saludo.

    PD: he cambiado mi dirección de correo.

Replica a Angelo Cancelar la respuesta